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Control parental: restricciones para un jugador

Los jóvenes crecen con la educación de la generación de sus padres. Por eso, decir que quieren ser jugadores profesionales es un tabú que como familia no aceptan.

Ser jugador profesional es algo complicado, pero es aún más tedioso que unos padres tradicionales logren entender que su hijo no quiere ir a la universidad, o incluso, que se quiere salir de una carrera universitaria para dedicarle el tiempo a un videojuego donde deben estar más de 6 horas sentados frente a una pantalla.
Esto se debe a que la generación de los padres de hoy está arraigada a los juegos tradicionales, que tenían lugar en las cuadras de los barrios donde los materiales y las herramientas que utilizaban las sacaban de objetos tan simples como botellas de plástico que simulaba una pelota, piedras que cumplían el papel de canicas, y tubos de cartón que hacían pasar como megáfonos.






Estos juegos, que no tenían nada que ver con lo digital y que según ellos intensificaban las relaciones interpersonales, son los únicos a los que llegan a concebir como una práctica sana.
A partir de ello, se evidencia que los papás de esta generación no poseen el mismo alfabetismo con la tecnología a comparación de los jóvenes de esta época, que día a día viven rodeado de ella y que la ven como una oportunidad de estudio, negocio o hasta profesión. Es por ello por lo que, debido a su cierto analfabetismo en estas prácticas, los padres no alcanzan a dimensionar todo el mundo que existe detrás de un solo videojuego como puede ser League of Legends.

Ese mundo, donde hay equipos de diferentes países, donde los jóvenes tienen que viajar para entrenar 6 días a la semana y tienen las mismas condiciones de un deportista normal, es un mundo que muy pocos padres se atreven a descubrir y a decirle a sus hijos que lo hagan.
No obstante, no todos los padres tienen la misma concepción de estos videojuegos, pues también se encuentran aquellos que los ven como una simple etapa de sus hijos tal cual lo hace Iván Alonso Montoya, quien considera que si su hijo es feliz con lo que hace y no descuida sus otras responsabilidades académicas o familiares, entonces se debe apoyar.
A pesar de que no es tan común encontrar padres con esa iniciativa de apoyo a sus hijos, no es un motivo tampoco para que los jóvenes desistan de ser o hacer lo que quieran, pues se encuentran muchos casos donde ellos mismos toman la decisión sin ningún apoyo familiar, pero al final, al ver en casa lo productivo que esto puede llegar a ser, se vuelven los fans número uno de estos jugadores.
En el mundo familiar de los videojuegos existen los extremos, los que lo apoyan o los que en definitiva negarían que su hijo lo practicaran.
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